Un sombrero ha llegado
con una concha en su frente.
Es una seña requetediligente,
que mi amiga ha mandado
de su país al fin de la tierra,
porque me quiere alentar
a hacerme peregrino y a viajar,
atravesando llanura y sierra,
hasta que vea la gran catedral
de Santiago, mi destinación.
Como soy un viejo vendré en avión,
no caminando, a mi destino espiritual.
Pero del peregrinaje la verdadera meta
sera mi amiga y su familia completa.

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